martes, noviembre 29, 2016

Hay que apostar fuerte por Airbus y CASA

Airbus suprimirá 1.164 empleos en Europa por la fusión de sus estructuras
La fusión de las estructuras del grupo Airbus con su división de aviones comerciales supondrá la supresión de «un máximo de 1.164» empleos en Europa, anunció hoy la empresa.
Airbus, que tiene una plantilla de 136.000 personas en todo el mundo, señaló en un comunicado que se ha dado hasta mediados del año próximo como fecha tope para negociarcon los representantes de los trabajadores «las medidas sociales», de acuerdo con las normas internas.
La compañía subrayó que se discutirán «las bajas voluntarias, reubicaciones y jubilaciones anticipadas» y que «consultará a fondo con sus agentes sociales cada uno de los pasos que habrá que dar», una forma de excluir de entrada el recurso a despidos.
A ese respecto, Yvonnick Dréno, representante del sindicato francés Fuerza Obrera (FO), explicó que la dirección de Airbus les había asegurado que hará lo posible para que esta reorganización no sea traumática.
«Sería inaceptable que haya despidos» teniendo en cuenta la buena situación económica de la empresa, añadió Dréno en declaraciones al canal «BFMTV».
El grupo europeo de aeronáutica, defensa y espacio señaló que los recortes afectarán principalmente a las direcciones de soporte e integradas, así como a la dirección de tecnología.

Entrega del primer A400M al Ejército del Aire español


Orgullo de nuestra industria aeronáutica y orgullo del Ejército del Aire. Una proeza de la ingeniería europea y sevillana. Impresionante A400M. Estamos a la expectativa de conocer la designación interna que tendrá dentro del arma aérea. Enhorabuena!!!

lunes, junio 27, 2016

El Solar Impulse 2 llegó a Sevilla

Histórico día 23 de junio de 2016 en el que el primer avión solar capaz de dar la vuelta al mundo aterrizó, procedente de Nueva York, en el aeropuerto de San Pablo de Sevilla.

Este es un hito de la aviación mundial y de la tecnología aeronáutica que, de nuevo, vuelve a poner a Sevilla en el mapa aeronático mundial.




viernes, junio 24, 2016

El simulador de vuelo de los A330 MRTT funcionará en Sevilla en 2018




Otra magnífica noticia que vuelve a poner de manifiesto la relevancia de las instalaciones aeronáuticas de Sevilla.
Reproducimos aquí la noticia de El Correo de Andalucía de 23 de junio de 2016:

El grupo aeronáutico europeo Airbus anunció ayer que ha encargado al grupo español Indra la instalación en su centro de entrenamiento de Sevilla –ubicado junto a la planta de ensamblaje final del A400M– de un simulador de vuelo para su avión de repostaje en vuelo (MRTT), que es una evolución del aparato civil A330.
Se trata de una instalación que debe entrar en servicio en el segundo trimestre de 2018 para que los pilotos, gracias al simulador, puedan alcanzar la capacitación para ponerse a los mandos de su A330 MRTT sin necesidad de volar en el avión real, destacó la división de Defensa y Espacio de Airbus en un comunicado. Así se conseguirá un gran ahorro, puesto que los vuelos de entrenamiento con ese tanquero adaptado para que otros aviones puedan repostar en el aire son muy caros, dijo a Efe un portavoz.
Por ahora, los pilotos tienen que realizar su formación primero aprendiendo el manejo de la versión de pasajeros del A330 y luego con prácticas de repostado en vuelo con el A330 MRTT.
El simulador de vuelo que Indra desarrollará en el Centro Internacional de Entrenamiento Espacial y de Defensa que Airbus tiene en Sevilla tendrá el nivel D, que permitirá calificar a los pilotos. Con él, la división de defensa y espacio de Airbus tendrá simuladores de vuelo de toda la gama de aviones de transporte (CN235, C295, A330 MRTT y A400M).
El fabricante, que no reveló el monto de la inversión, señaló que se dota de esta nueva instalación para responder a las necesidades del rápido crecimiento de la flota. Por ahora, ha entregado 27 unidades a cuatro países, pero ha recibido encargos para 49.

lunes, abril 04, 2016

El piloto que cruzó un océano soñando con la Giralda

Por su enorme interés, reproducimos íntegramente el artículos de Antonio García Martínez publicado en El Correo de Andalucía del día 4 de abril de 2016
La travesía Camagüey Sevilla de Antonio Menéndez Peláez cerró el ciclo de los grandes vuelos que tuvo a Tablada como protagonista y el olvido como recompensa
04 ABR 2016 / 10:45 H.
  • El piloto que cruzó un océano soñando con la giralda
    Aterrizaje del avión ‘4 de Septiembre’ en la Base Aérea de Tablada, en Sevilla, en enero de 1936. / El Correo
  • El piloto que cruzó un océano soñando con la giralda
    El teniente Antonio Menéndez Peláez, piloto de aquel vuelo histórico para la aviación sevillana.
  • El piloto que cruzó un océano soñando con la giralda
    El comité de recepción al autor de la hazaña aeronáutica que tuvo Sevilla por destino, en una fotografía histórica. / El Correo

El domingo 14 de febrero de 2016 se cumplieron 80 años de la llegada al aeródromo de Tablada (Sevilla) del teniente Antonio Menéndez Peláez (1902-1937), a los mandos de su avión Lockheed Sírius 8A especial, bautizado con el nombre de 4 de Septiembre. Este vuelo realizado a principios del año 1936, entre las ciudades de Camagüey (Cuba) y Sevilla, es históricamente conocido con el nombre de Vuelo respuesta debido a que Menéndez realizó su aventura en agradecimiento a los grandes vuelos trasatlánticos que nuestros pilotos realizaron a Cuba con anterioridad, despegando desde la pista del aeródromo de la Base Aérea de Tablada, por los pilotos Iglesias Brage y Jiménez Martín, en 1929 con el avión Jesús del Gran Poder, y Mariano Barberán y Joaquín Collar, en 1933 con el avión Cuatro Vientos, vuelos que crearon en Antonio Menéndez la necesidad y el compromiso de devolver la visita, así como traer de Cuba a España el respeto y admiración que por esos pilotos tenía el pueblo cubano.
Antonio Menéndez Peláez nació en Asturias a finales del siglo XIX, concretamente en Santa Eulalia de Riberas, aldea de la localidad de Soto del Barco, el viernes 4 de diciembre de 1898. Siendo un adolescente de 13 años, su madre, de nombre Rafaela, acompañó al joven Menéndez al puerto de El Musel, en Gijón, y lo embarcó con dirección a La Habana, donde le esperaba Manuel, su padre, quien había viajado a Cuba tres años antes para trabajar en el comercio de víveres que su hermano José tenía en Cienfuegos. El joven Menéndez, inicialmente, se colocó como ayudante en el comercio de su tío, pero, al poco tiempo, sus ganas de aprender lo empujaron a abrir otros campos iniciándose en la mecánica de automóviles, profesión que lo llevó a frecuentes cambios de trabajos, desde un taller de automóviles a mecánico y operario de una grúa arenera, a las labores de mantenimiento de las máquinas de una factoría de azúcar, a conductor de taxis por las calles de Cienfuegos, para terminar finalmente como barquero en la bahía de Cienfuegos.
Desde joven Menéndez soñó con ser piloto, objetivo tremendamente complicado y difícil de poder realizar en la isla en esas fechas, ya que, por la década de los años 1920, no existía ninguna escuela civil de aviación en Cuba, estando obligado a viajar para ello a las escuelas de Estados Unidos o de Europa, algo imposible para sus posibilidades económicas en ese momento.
La actividad de vendedor ambulante de leche, pilotando su propia embarcación motora por la zona de la bahía de Cienfuegos, resultaba pesada y agotadora pero algo próspera; esa circunstancia le permitió albergar ciertas esperanzas que lo llevaron a comenzar a preparar el sueño de su vida, que no era otro que el ser piloto de aviación.
Después de largas deliberaciones y consultas para localizar la escuela de pilotos más accesible económicamente hablando, esta se encontraba en Chicago, EEUU, pero como Menéndez tenía la ciudadanía española, hacía muy complicados en esas fechas los trámites para viajar a los Estados Unidos, por lo que dentro de los preparativos del viaje, tomó la decisión de cambiar su nacionalidad, obteniendo la cubana a finales de 1927.
A principios de 1929 decidió vender su embarcación y, con los ahorros conseguidos con el fruto de su trabajo y con el apoyo de su tío José, viajó a los EEUU para inscribirse en la escuela de aviación Greer Collage, donde tuvo como profesor al instructor de vuelo y americano Bouhman Smith, quien vio con asombro cómo Menéndez con tan solo 25 horas de vuelo consiguió licenciarse con el título de piloto, pese a tener que alternar las clases de vuelo con los trabajos que fue encontrando.
Para coger experiencia como mecánico de aviación, trabajó durante meses como ayudante de mecánico en el mismo aeródromo de Chicago donde dio clases. Un día la oportunidad le salió al encuentro al enterarse de que, por cuestiones económicas, el propietario de un avión biplano Waco-10, de tres plazas, lo había puesto a la venta, oportunidad que no dejó pasar de largo y, con los ahorros que pudo reunir con sus trabajos y mucha insistencia, consiguió cerrar la compra, y, pese al estado de medio abandono que presentaba el avión, gracias a un grupo de amigos, le realizó los trabajos de mantenimiento necesarios para ponerlo de nuevo en vuelo.
Ahora ya había conseguido su sueño, era piloto, y tenía avión propio, pero estaba en los EEUU, y su interior le pedía regresar a Cuba. Estudió la posibilidad de desmontar el Waco 10 y trasladarlo por carretera en camión hasta Miami y desde allí enviarlo por barco a La Habana, pero después de estudiar los costes decidió apostar por el traslado en vuelo, y gracias nuevamente a la ayuda de sus amigos, instaló un pequeño tanque de combustible adicional poniéndolo en condiciones para realizar la travesía.
Su instructor de vuelo, Bouhman Smith, lo apoyó en los preparativos del vuelo a Cuba, aunque tuvo sus dudas pues Menéndez tenía solamente 25 horas de entrenamiento, así antes del despegue le dijo: «Si logras llegar con el mismo tren de aterrizaje y la misma hélice confírmamelo, que te regalaré una medalla de oro».
RUMBO A CIENFUEGOS
Con alguna escala intermedia, voló de Chicago a Miami, y, a continuación, cruzó el Mar Caribe rumbo a La Habana, así como el estrecho de Florida, logrando realizar el vuelo sin contratiempo alguno. Al llegar a Cienfuegos, puso un telegrama a su instructor en Chicago diciéndole: «Mr. Bouhman, me debe una medalla de oro», al que Bouhman le contestó con otro telegrama felicitándole por su hazaña y le manifestándole su reconocimiento, calificándolo como el Charles Lingbert cubano.
Con este vuelo Menéndez consiguió, con tan solo 30 horas de experiencia de vuelo, realizar su primer raid internacional, volando en solitario desde Chicago a Cienfuegos, donde comenzó a realizar, de forma itinerante, diferentes trabajos aéreos por toda la isla con los que ganó algo de dinero y pudo acumular experiencia como piloto.
Cuando el Jesús del Gran Poder llegó en mayo de 1929 a La Habana, Menéndez se encontraba inmerso en su viaje a Chicago, por lo que no pudo ser testigo en primera persona de la epopeya, teniendo que conformarse con vivirla por los periódicos. Pero cuatro años después, cuando el Cuatro Vientos voló de Camagüey a La Habana, las circunstancias quisieron que Menéndez se encontrara también en esta ciudad cubriendo una plaza de copiloto de las aeronaves trimotores Ford, de la Compañía Cubana de Aviación, y fuera testigo del recibimiento masivo que los habitantes de la zona dedicaron a los heroicos pilotos, quienes se convirtieron para él, tras su fatídica desaparición el martes 20 de junio de 1933 sobre territorio mexicano, en el motivo principal para proyectar y realizar su mayor sueño: volar a España, el país en el que había nacido, en vuelo de devolución de visita y agradecimiento a los valientes pilotos españoles por haber elegido Cuba como destino de sus heroicos vuelos.
Tras muchas dificultades, por fin, el domingo 12 de enero de 1936, despegó del aeropuerto de Camagüey con rumbo sur y destino inicial Venezuela. Cuando aterrizó en el aeródromo de Tablada, en Sevilla, había recorrido 12.787 km. en diez etapas, para lo que necesitó más de 77 horas de vuelo, siendo la etapa más larga los 3.005 Km. necesitados para cruzar el Océano Atlántico y pasar de Natal, en Brasil a Bathurst, actual Banjul, en Gambia, proeza conseguida tras 17 horas y 35 minutos de vuelo continuado, volando en solitario a los mandos de un avión de ala baja y cabina abierta, circunstancia que, en opinión de los expertos, realza aún más el mérito de su travesía.
La hazaña de Menéndez fue celebrada en España y Cuba como un gran acontecimiento, su protagonista acaparó las portadas de los grandes rotativos y emisoras de radio de la época, siendo aclamado en loor de multitud por los sevillanos que, acompañados por su alcalde y autoridades locales, se desplazaron en masa al aeródromo de Tablada, donde su coronel había dado orden de libre acceso a la base para que la muchedumbre pudiera dar la bienvenida a nuestra ciudad al heroico aviador.
El recibimiento en el aeródromo sevillano de Tablada fue apoteósico y el vuelo constituyó un acontecimiento social de primera magnitud en nuestra ciudad, ya que, desde primeras horas de la tarde, las radios de Sevilla anunciaban su llegada e invitaban a la población para que se desplazaran a la Base Aérea de Tablada para recibirlo.
Entre las autoridades y personalidades españolas presentes a pie de pista esperando su llegada, destacaba el propio alcalde de Sevilla, Isacio Contreras, quien fue el primero en saludarle al bajar del avión, mientras el piloto era vitoreado por la muchedumbre presente. Al alcalde Contreras lo acompañaron, entre otros, el Gobernador Civil de Sevilla, Carreras Pons; el jefe de la Base Aérea de Tablada, teniente coronel Rueda; el presidente del Aeroclub de Sevilla y el Presidente de la Federación Aeronáutica Española, y, por el Gobierno de la República de España, en representación de los ministros de Guerra y Marina, los tenientes de navío Solís y Tejada.
Por parte cubana estuvieron presentes el encargado de negocios de la Embajada de Cuba en España, apellidado Pichardo, y el cónsul de Cuba en Sevilla. Pichardo era portador de un telegrama del ministro de Estado español, Urzáiz, redactado en términos excepcionalmente efusivos en el que evocaba el amor y la confraternidad hispanocubana y exaltaba la proeza del teniente Menéndez, a quien por conducto diplomático se le invitó oficialmente a continuar su vuelo hasta Madrid, donde el Gobierno había acordado dispensarle los máximos honores civiles y militares. Lógicamente la prensa escrita y las emisoras de radio de la época no quisieron perderse el acontecimiento de su llegada, ydesplazaron a la Base Aérea de Tablada a sus reporteros, fotógrafos y locutores para cubrir el aterrizaje.
Antonio Menéndez era un enamorado de Sevilla y, como no podía ser de otra forma, de su torre más internacional, la Giralda, que fue, según manifestó Menéndez en las muchas entrevistas que le realizaron, el faro que iluminó su travesía en los momentos más amargos y comprometidos, dándole ánimos y esperanzas cuando jugando con el destino se imaginaba que al final, allá en el infinito,la Giralda de Sevilla le estaba esperando para saludarle. Finalmente, las circunstancias quisieron que, después de muchas peripecias, llegara a Sevilla el día 14 de febrero, día de los enamorados; por ello, antes de aterrizar en el aeródromo de la Base Aérea de Tablada, sobrevoló la multitud que le estaba esperando y dirigiéndose directamente hasta la Giralda, a la que saludó y dio las gracias por haber sido tu talismán, volando en círculo sobre ella antes de proceder al aterrizaje.
Después de aterrizar, el aviador, invitado por el Gobierno de la República, fue hospedado en el Pabellón de Oficiales de la Base Aérea de Tablada, y, posteriormente, invitado por el Ayuntamiento de Sevilla y, con el tratamiento de huésped de honor de la ciudad de Sevilla, se trasladó al Hotel Alfonso XIII, donde estuvo alojado hasta su partida, el día viernes 21 de febrero, con destino a la Base Aérea de Cuatro Vientos, en Madrid. Durante estos días, tanto los círculos políticos, militares, sociales y mercantiles de Sevilla, se disputaron la presencia del teniente Antonio Menéndez, al queagasajaron en lunch, copas de vino, comidas y cenas celebradas en su nombre.
Es curioso destacar que, al igual que Barberán y Collar volaron de Madrid a Sevilla con el Cuatro Vientos para iniciar desde Tablada su vuelo a México, Menéndez también voló con su 4 de Septiembredesde La Habana a Camagüey para iniciar el suyo. Esta circunstancia también se reprodujo cuando Barberán y Collar, tras aterrizar en el aeropuerto de Camagüey, volaron después al aeropuerto de Rancho Bolleros, en La Habana, para ser homenajeados y condecorados por el Gobierno cubano, así Menéndez voló del aeródromo de Tablada en Sevilla al aeródromo de Cuatro Vientos en Madrid para continuar recibiendo homenajes y condecoraciones.
CONDECORACIONES
Una vez en Madrid, el Gobierno de la II República Española le otorgó una serie de medallas y condecoraciones, entre las que destacan la Cruz del Mérito Militar, la Cruz Blanca del Mérito Naval, la Cruz de Oficial de la Orden de la República, y a su llegada a Cuba, el Gobierno cubano le otorgó laOrden del Mérito Naval de tercera clase con distintivo Blanco, la Orden de Honor y Mérito de la Cruz Roja Cubana, y el grado de caballero de la Orden Nacional Carlos Manuel de Céspedes.
Aunque fue el último y con él se cierra el ciclo de los grandes vuelos que tuvieron a Tablada como protagonista, y, por tanto, a la ciudad de Sevilla, la triste circunstancia de que cuatro meses después comenzara nuestra Guerra Civil, que sumió a España en una espiral de despropósitos, impidió que el Ayuntamiento de Sevilla, a pesar de haberlo acordado en pleno, pudiera ejecutar el compromiso de ponerle el nombre del piloto Antonio Menéndez Peláez a una calle de nuestra ciudad, promesa que aún sigue sin cumplirse.
Y, por último, y no por ello menos importante, llama la atención que en nuestra ciudad no exista ningún monumento dedicado a estos grandes vuelos que tuvieron como protagonista a Tablada, ni a la importancia de nuestra Maestranza Aérea, o las fábricas Hispano Aviación, Construcciones Aeronáuticas y EADS-CASA, o sus múltiples empresas auxiliares que ha tenido y tiene nuestra ciudad para el desarrollo de la industria aeronáutica desde ese célebre lunes 28 de marzo de 1910, fecha en la que todos los historiadores coinciden tuvo lugar en la dehesa de Tablada el primer vuelo de un aeroplano tripulado, proeza realizada por el piloto Jan Olieslagers con su Bleriot XI, con la única excepción de varias calles en la barriada de Sevilla Este con nombres de temas aeronáuticos, como Autogiro, Hélice, Aeroplano, Hidroavión, Helicóptero, Reactor, Alas, Baliza, Fuselaje y Azimut, la calle Cuatro Vientos en el barrio de Nervión, la calle Aviación en el Polígono Calonge, y el memorándum dedicado a los grandes vuelos existente en el acuartelamiento aéreo de Tablada, circunstancia que obliga a solicitar la ayuda de todos los ciudadanos de buena voluntad de Sevilla, y muy especialmente la de nuestros políticos locales para que unan sus esfuerzos, y, de una vez por todas, ayuden a nuestra ciudad a cumplir los compromisos que Sevilla tiene pendientes con su historia aeronáutica, potenciando la creación de un monumento, que ayude a sacar del injusto anonimato que el paso del tiempo y las promesas incumplidas, ha sumido a estos históricos vuelos y a nuestro pasado aeronáutico.